Título: Antagonismo
Autor: Evgeny Zhukov
Páginas: 225
La contradicción es un elemento propio del ser humano. Existe en lo objetivo (bien- mal) y en lo subjetivo (amor – odio), en lo grande y en lo pequeño. El día a día de cada uno de nosotros está colmado de contradicciones: deseamos tener una figura esbelta, pero también comernos el helado de chocolate que truncará nuestras buenas intenciones.
Alrededor de ese mismo tema, la lucha de contrarios, se desarrolla la más reciente novela de joven escritor ruso, pero de corazón colombiano, Eugenio Zhukov, quien gracias a un interesante manejo de los tiempos y espacios, logra mantener la atención del lector durante toda la novela, pese a que el final podría parecer un poco apresurado teniendo en cuenta el desarrollo general de la obra. Sin embargo, el recurso de utilizar continuos regresos al pasado y cambios de escenarios históricos, logra el efecto deseado: dar agilidad al relato.
La historia no tiene un escenario definido. Podría tener lugar en cualquier ciudad colombiana, y sus personajes podrían ser jóvenes estudiantes de cualquier universidad del país. Sólo que en este caso, esos cinco amigos tendrán que enfrentar, casi por pura casualidad, la responsabilidad de salvar al mundo, peleando batallas en una dimensión distinta a la que conocemos en la tierra, en la cual los segundos son años y los minutos siglos.
La analogía es clara: el hombre debe pelear cada día sus propias batallas entre el bien y el mal, entre lo que desea y lo que es correcto, y no siempre gana el bueno, a veces también el mal se fortalece y nuestra voluntad se doblega, por no hablar de la pérdida de sentido de la propia existencia a la que a veces se llega después de batirse en duelo para encontrar respuestas y no hallar ninguna.
Zhukov logra perfilar de manera bastante acertada los personajes de su historia, depositando en ellos no sólo las cualidades de los héroes épicos que deben salvar al mundo de su destrucción, sino también las debilidades y defectos de cualquier ser humano corriente. Allí radica buena parte del valor de la novela que, lejos de ser una historia de ficción, logra reflejar el mundo interno del ser humano posmoderno.
Por Liliana Gutiérrez