Los últimos diez años los colombianos han sido testigos del destape de muchas ollas podridas en el país. En las tres ramas del poder, en la economía, en los bancos, en la policía, en el ejército, en el gobierno, en la oposición al gobierno… En fin, en todas partes. Desde relaciones con el narcotráfico, grupos al margen de la ley y desfalco del erario público, hasta viles casos de corrupción de la alta clase política ya forman tal parte del diario vivir del colombiano. Y lo peor, es que el colombiano sigue esperando a que el lío se resuelva por sí solo.
Para completar, los medios de información, en lugar de dar una noticia objetiva sobre la situación del país, un análisis de los hechos veraz; se dedican a encubrir, obviar y/o minimizar este tipo de reportajes. Claro está, gracias al clientelismo y las deudas de los medios para con sus protectores dentro de esas mismas ollas podridas. Las decisiones que se toman en las cortes, en los mal llamados debates del congreso, nos son discutidas u objetadas ya por nadie. Tan solo en la calle el pueblo exhala un: “políticos ladrones, corruptos”, para seguir adelante con sus quehaceres diarios, ya que hace rato se ha desilusionado de los “padres de la patria” modernos. Los que se consideran más peleadores, se desfogan en insultos en las redes sociales, sin llegar a nada en concreto.
Los mismos de siempre, con los mismos de siempre, en la rosca de siempre, presentándose a los cargos de siempre. En los pocos y escandalosos casos en que es judicializado un político o “ladrón de cuello blanco”, las penas impuestas son ridículas. Desde casa por cárcel a una celda individual, con televisión por cable, internet y chef personal… Incluso se dio el escandaloso caso de un político ya condenado, andando por la calle a sus anchas, sin esposas y con guardaespaldas… Otros, que desfalcaron sumas astronómicas del erario, tienen casa por cárcel por “motivos de salud”, mientras que un ladrón cualquiera se pudre (literalmente) en la cárcel por robar un cubito de caldo de costilla, sin posibilidad de libertad alguna…
Esto demuestra que, en Colombia, la democracia hace rato ha muerto, reemplazada por un amorfo feudalismo, donde el nuevo equivalente a nobles, son los políticos; el presidente y los compinches del momento son el señor feudal con sus allegados; el clero estaría representado por los grupos económicos principales (ya que hoy por hoy, la gente le reza más al dinero que a Dios y entra al banco a pedir o pagar un préstamo con mayor temor y reverencia que a una iglesia); y el pueblo sigue estando en el mismo escalafón que en cualquier sistema feudal que se respete. Los que están debajo de ese escalafón… Bueno, de ellos los medios ni hablan… Los que están por debajo de la línea de pobreza son inexistentes y para los medios de información y para los políticos. Sólo se acordarán de ellos un par de meses antes de elecciones y, con tamal en mano, vendrán a reclamar su voto.
Señalar que esto no es así y que se hacen intentos por corregir la situación en el país, es la mentira descarada más grande que nos pueden decir. Cada año es peor y peor. Desde que los límites de la moral más básica humana fueron borrados de un plumazo en la cultura nacional; y la ética fuese considerada como algo obsoleto e innecesario, esta situación se ha transformado en una bola de nieve que no para de crecer.
Claro está que el pueblo no se queda atrás. Sigue fielmente el ejemplo que sus políticos le dan, sirviendo devotamente a los intereses de los que están en el poder, ya sean del gobierno de turno o la oposición. Mira boquiabierto la destructora información con la que es bombardeado agresivamente día a día a través de los medios de información. ¡Dinero, dinero, dinero! ¡Poder, poder, poder! ¡Sexo, sexo, sexo, sexo, sexo, sexo! ¡Fútbol, fútbol, fútbol, fútbol!; gritan los medios de información de todas las formas posibles! ¡Qué análisis de la situación del país, ni qué ocho cuartos! Y convierten en ídolos a narcotraficantes, a drogadictos y alcohólicos, a corruptos y ladrones, a asesinos y mentirosos… Y se los sirven al pueblo en bandeja de plata, como ejemplos a seguir, por ser casos de éxito que han conseguido poder y dinero, así sea por cinco segundos…
¿Y qué puede hacer el pueblo? Sin educación, sin cultura, sin valores morales definidos, sin ética, sin criterio; sigue a cualquiera que les diga que en tal o pascual dirección pueden encontrar estabilidad y solución a sus problemas diarios. Y, como es incapaz de tomar una decisión por sí mismo, se vende sin pudor ni lágrimas por un tamal (en el mejor de los casos). En el peor, por promesas de siempre, que son irrealizables, lo que el iluso pueblo no puede comprender, ya que los medios de información han destruido su capacidad cognitiva y de análisis; dejándolo sin memoria a largo plazo, gracias al exceso de información basura a la que es sometido diariamente.
Ahora que se aproximan nuevas elecciones, este escenario comienza a ser más evidente que nunca. Y la verdad, no logro encontrar una solución factible a lo está sucediendo en el país. Para cambiar esta situación, es necesario que alguien en el poder quiera cambiar este esquema. Quiera educar al pueblo y defender los intereses de la nación. Pero como la Nación ya se ha convertido en propiedad privada de los señores feudales, que son los mismos que crean las leyes y son testigo, juez y verdugo; pues cero son las posibilidades de cambiar la situación para bien. Los señores feudales defenderán a capa y espada sus feudos, sin importar las consecuencias.
El pueblo no piensa a largo plazo. Tan solo en el día a día. Por ende, no puede ver la tragedia que se avecina en el país. No importa si gana la izquierda o la derecha. La crisis que sacudirá a Colombia no tendrá equivalente en toda la historia de la nación. Porque si hasta la octava década del siglo XX Colombia se estaba construyendo, ahora se destruye a pasos agigantados gracias a la corrupción y los corruptos que han permeado todas las capas del poder en el país… Y los señores feudales, una vez no quede nada para saquear, se retirarán a disfrutar de lo saqueado en sus propiedades en el Viejo Mundo o en el Gran Hermano del Norte, sin importarles siquiera un poquito lo que pasó con su nación.
Y eso, en el mejor de los casos…
Septiembre 30, 2017