Ya no me hallo, estoy vacío,
Estoy sin nada en mi interior.
Mi fe también ha desaparecido,
Y vago solo, no sé quién soy.

Yo ya no creo en nada y nadie.
La soledad es lo que veo.
Por más que trate de ser alguien,
No existe alguien por quien muero.

La soledad es un vacío,
Vacío lleno de solo dudas,
De un vacío sin sentido,
Donde hasta lo bueno huye.

No hay motivo ni sentido,
No hay un poco de amor,
Tan solo sólo el sinsentido,
De un vacío interior.

Es amargura sin sabores,
Rellena de pura emoción,
Que sabe a nada en la penumbra,
Que ha inundado el corazón.

Saber sentir, es muy preciado,
Y más aun lo es vivir.
¿Cómo vivir estando solo?
En un vacío sin sentir.

Estoy aquí, en esta Tierra,
Ustedes están a mí alrededor.
Y todos somos aislados,
No comprendemos el corazón.

No compartimos nuestras almas,
Y sentimientos ocultamos,
Nos adoptamos a la masa,
Sin ser lo que por Dios es dado.

Huimos de nosotros mismos,
Entre el alcohol y la marimba.
Pero no vemos nada, nada.
Ni siquiera nuestra vida.

Usamos máscaras con otros,
Nadie puede lo que somos ver.
Que sean otros los que muestren,
Su desnudez la vamos a comer.

Ay, ¡qué dolor es el que siento!
Tan solo eso, nada más.
El alma llora entristecida,
Por no tener a quien amar.

Por no sentir al de al lado,
Por odio en mí almacenar,
Por escupir en lo sagrado,
Y mi sentido traicionar.

Y ese dolor es un constante,
Que me remueve el interior.
Y me convierte en errante,
Un ser sin vida interior.

Al ser vacío y obtuso,
No hay motivo de razón.
El existir se vuelve insulso,
La vida es una desazón.

Es la rutina, la constancia,
Lo que se ha vuelto mi prisión.
La celda es muy poco ancha,
Para este inmenso corazón.

Es necesitar dinero: los barrotes,
Que me encierran en esta celda,
Y no me dejan crear un sueño,
Soñando que la vida es bella.

Esos barrotes me ahogan,
Me hacen asquearme de mí mismo,
Me hacen odiar a todo el mundo,
En desproporcionado egoísmo.

Y me convierten en avaro,
En un peón de la moneda,
Esclavo inmundo de la plata,
Sin que nada en mí ceda.

Me he traicionado a mí mismo,
He traicionado lo que soy.
No he cumplido la promesa,
Aquella que impulsó mi corazón.

No fui capaz de resistirme,
Y me perdí en un momento,
Que se convirtió en años,
Y olvidé que también siento.

Me envolví en un escudo,
Que no es posible penetrar,
Y me convertí en un muro,
Que nadie puede flanquear.

Mi alma está ahí, dentro.
Rodeada por concreto,
Y se retuerce en agonía,
Por que hasta a mí mismo, miento.

Ya no hay manera de cambiarlo,
Tan sólo puedo aguantar,
Los sollozos eternos de mi alma,
La que nadie quiere consolar.

Oh soledad: eres mi amiga,
O, enemiga magistral.
A tú abrazo yo me entrego,
No se si a bien o para mal.

Viernes, 09 de agosto de 2013

 

Comparte este artículo

No hay comentarios

Deje su comentario

En respuesta a Some User