Los hombres de cuello blanco,
Corbata anudada y mirada diciente,
Quienes deciden el futuro de nuestros hijos,
Sin colocar en la balanza a su simiente.

Son hombres que no tienen alma,
Para aquellos que no son su parte.
Son hombres de cuello blanco,
Que nunca con el pueblo departen.

Son hombres llenos de cinismo,
De réplicas austeras y símiles.
Que comen tan sólo perdices,
Condenando a otros a servirles.

Son hombres nadando en abundancia,
La cual les parece muy pobre.
Y quitan a todo y a todos,
Cambiando el oro por cobre.

Son hombres que no tienen patria,
Que venden donde se acunaron.
Que destruyen el fruto del árbol,
Y todo lo que sus ancestros dejaron.

Son hombres que no tienen respeto,
Que en falsedad se han consumido,
Vendiendo su alma por plata,
El mundo ellos han destruido.

Son hombres con ansias de guerra,
Que sueñan con la destrucción.
Poder robar al vencido,
Comerse su corazón.

Son hombres de cuello blanco,
Valientes detrás de guardaespaldas.
Los necesitan para esconderse del pueblo,
Para que éste no les cobre sus faltas.

Son hombres que toman decisiones,
Sobre lo que vamos a comer mañana,
Sin importarles que no podamos,
Pagar por sus alimentos plata.

Son hombres que cuidan sus hijos:
Nunca los mandan a la guerra.
Para eso está el campesino,
Que su hijo sea el que muera.

Son hombres miserables, avaros.
Y han saqueado el planeta.
Son hombres sin visión del futuro,
Ni el daño a la Naturaleza.

Son hombres de cuello blanco.
Son muy pocos, con mucho poder.
¿Por qué nosotros los aguantamos?
¿Por qué lo que hacen les dejamos hacer?

¿Por qué tan sólo nos quejamos?
¿Por qué con miedo huimos?
¿Por qué cerramos el alma?
¿Por qué esta destrucción permitimos?

Lunes, Septiembre 02 de 2013.

 

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