Pasó el tiempo del glamour, de reflexión y hedonismo.
Llegó la hora de actuar y no pensar en uno mismo.
Llegó el momento de cambiar, de transformar el mundo entero,
Y de amar y de crear. Cambiar las armas por “te quiero”.
Y el proceso es difícil. Pocos comprenden lo que pasa.
El mundo cambió en un segundo, como un bombazo en tu casa.
Ya no existe más aquello que nos movía en el pasado.
Ahora Dios toca a las puertas: si aprendimos lo enseñado.
Y muchos corren, como ratas, a esconderse en el hueco,
Robando de paso lo que queda, pensando en otros muy escueto.
Pero no existe salvación en ningún negro agujero,
Para ladrones sin corazón, quienes desangran a abuelos.
No existe paz para asesinos, para traidores mentirosos.
Y mucho menos para pastores que rezaban muy ansiosos
Por tener mayor dinero y diezmos pedían a granel,
Los lujos son cosas del diablo, qué hoy él viene a coger.
Y aquellos que creían eso y adoraban el dinero,
Ahora ven que no hay fortuna que te cuide con esmero.
Tan solo amor, amor divino, amor humano blanco y puro,
Es el que está tocando puertas, tratando de alargar tu turno.
La muerte llega: hoy, mañana. Tal vez en años o eones.
Lo cierto es que al final, se lleva nuestros corazones.
No hay que huir de ese destino. Es imposible tal huida.
Pero si amas a tus viejos, también amarás tu vida.
Jueves, 09 de abril de 2020