El tiempo transcurre sin descanso
No da tregua ni respiro
Vuela veloz por esta vida
Convierte el vivir en sin sentido.

En el afán se pierde todo
Todo aquello que se nos inculcó.
Más el tiempo no perdona ni disculpa
A aquel que por vivir lo olvidó.

Entonces, se nos cae el mundo
Culpamos a todos por lo que nos sucedió.
Y nos culpamos a nosotros mismos,
Más, ¡ay! El tiempo ya pasó.

Y cuando miramos sobre nuestro hombro,
Tratando de mirar lo que ocurrió,
Tan solo vemos una vida sin sentido,
Lo que el afán del tiempo nos dejó.

Y todo ello radica en el dinero,
Porque ya saben como dice el refrán:
"El tiempo vale oro", amigos, y eso:
para nosotros es el principio del final.

Nos concentramos en ganar billetes,
En poseer un carro, una propiedad.
Y trabajamos doble y triple, por dinero...
Con tal de la meta alcanzar.

Nos olvidamos de nuestros sueños,
A la familia al olvido la dejamos ir.
E, incluso, nos olvidamos de nosotros mismos,
De lo que fuimos y lo que quisimos ser.

Y nos sentimos inconformes sin motivo,
Culpamos de todo al maldito estrés,
Porque nos preocupan los impuestos que nos cobran
De todo lo que hemos llegado a poseer.

Tenemos que pagar por los servicios
Mandar los niños al colegio, universidad.
¡Ah!, no hay que olvidar comprar los libros,
Y gasolina para el carro también hay que comprar.

También, para la vanidad, comprar joyas.
Aunque algunas ni las vamos a usar.
También cubiertos de oro y plata,
Mejor, incluso, si de platino hay.

No veo, en verdad, yo el motivo.
Tampoco veo yo la necesidad.
Vivir se puede sin muchos de estos lujos.
¿Por qué el afán y la necesidad?

Es cierto que todo el mundo quiere
Vivir en este mundo a plenitud.
Más que hay de las metas cuando eras niño,
¿Se están cumpliendo o las relegaste tú?

Y les apuesto, mis queridos lectores,
Que sus sueños nunca se han realizado,
Porque al crecer y competir con otros,
Los han relegado a todos en el pasado.

Y ¿qué resultados son los que han tenido?
Ninguno bueno, lo puedo asegurar.
Y aquel lector que estas líneas desmienta,
Cuidando su barril de oro, del prójimo está.

Jueves, 11 de abril de 2002

 

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