Ya las palabras no alivian,
Las letras tampoco me ayudan.
Y me destrozo yo por dentro,
Y todo esto – mea culpa.
Es un vacío y dolor,
Que me desgarra dentro.
Destruye todo mi interior,
Y poco a poco muero.
La voluntad va menguando.
La soledad la doblega.
Y la corroe el dolor,
Y la alimenta el descontento.
Es levantarse cada mañana,
Esperanzado por la ayuda,
Mas la realidad golpea,
Y ves que todo es basura.
Y no importa lo que hagas,
La vida misma ha enseñado,
Que los sueños son insulsos,
Y la fe es el mismísimo pecado.
Tú tienes fe y te destruyes,
Tú tienes fe y nada es bueno,
Tú tienes fe y el mal te cubre,
Teniendo fe vas al infierno.
Pero la fe no soluciona,
Ningún problema de la vida.
No aporta idea o razón,
Así no veas la salida.
Creer en cuentos es un mito,
No hay leyendas que sean ciertas.
No hay ningún dios divino,
Tan sólo queda el infierno.
La inocencia es un mito,
Un arma que usan los inteligentes,
Que se sirven de tu intención,
Y te desechan sin miramientos.
No importa cuanto luches tú por ellos.
Tu alma ya se encuentra condenada,
Tu dios no escucha y el diablo,
Te afana en la carrera acelerada.
Tu cuerpo muere lentamente,
La vida se te va en lucha,
Aunque ninguna es razón,
Así la esperanza sea mucha.
Tu alma se fríe en aceite,
Que proviene de la conciencia,
Calentada por la pasión,
Llevada a la efervescencia.
Tu dios te mira desde el Cielo,
Y te ignora en tu pesar.
El hombre no puede ayudarte,
Por ende, tú, sólo estás.
La lucha sigue, impasible.
Tú eres su principal actor.
Pero el dolor es resarcible,
Y te destroza el corazón.
Tú, mísera ficha de ajedrez,
Peón de un maestro experto.
Jugado estás y tu razón,
Le pertenece por completo.
Tu sacrificio no hará,
Mayores cambios en el tablero,
Pero del Maestro es la voluntad,
Te han mandado al fichero.
Y no importa cuanto luches,
Y con que fuerza te aferres a la vida,
Te han comido y tu vida,
Quedó en las manos del destino.
Espera a otro jugador,
Otro partido, otra contienda.
Quizá en esa ocasión,
De peón pases a reina.
Lunes, 02 de mayo de 2005