A MODO DE EPÍLOGO
Llevo cinco días sin salir de la casa. Alrededor todo es fiesta. Nuestro pueblo no para de celebrar. Pero no me siento parte de esto. Es como si mi alma quedara vacía después del duelo.
Te busqué, pero Xillen me dijo que simplemente regresaste. Que podría alcanzarte en cualquier momento, si así lo quisiera. Y ese, precisamente, es el problema: no quiero.
En alguna parte siento que así debe ser. Es mejor que nuestros caminos no se crucen nuevamente, porque de lo contrario, esto volverá a comenzar… Aunque es ilógico: SÉ que volverá a comenzar. Que otros serán llamados…
Quizás también nosotros…
Te busqué para contarte cómo transcurrió el duelo, que la victoria era nuestra y que una vez más, la balanza se niveló y los buenos tendrán una nueva oportunidad. Y ahí fue donde me detuve… ¿Cuántas batallas más? ¿Cuántas muertes nos esperaban para que Dios encontrara paz?
¿Sabes? Nunca hablamos sobre nuestra conversación acerca de Dios. Cuando regresé – hace veinte años, o hace cien, ya perdí la cuenta – me sentía invadido por una furia inmensa. Un resentimiento horrible contra este mundo… Contra los Maestros, contra Dios.
Por eso desaparecí.
Simplemente cogí el carro y me fui. Quería alejarme de la ciudad, de mi vida pasada – tan reciente en tiempo humano, pero tan lejana en tiempo del mundo de Xillen.
Corrí como loco.
Por eso terminé en ese abismo.
Pero eso es otra historia…
Cuando por fin me recuperé y salí del hospital, supe que te mudaste. Pensé que quizás te vería en la Universidad, para que me contaras lo sucedido en mi ausencia en el mundo de Xillen, pero tampoco volviste.
Ahí comprendí que nuestros caminos se habían separado. Pasó mucho tiempo… En el que terminé por recluir en mi mente ese pasado, encerrarlo.
Hasta que recibí esa llamada…
Ahora estoy en la casa… En Nuestra casa… Cinco días rememorando los sufrimientos, las muertes, la amistad. Todos celebran ahí afuera, mientras que una gran comprensión me llena.
Quisiera decirte que tenías razón. Dios previó todo esto. Nuestro paso por este mundo no fue en vano, ni producto de juegos. La única forma verdadera para discernir entre el bien y el mal, es a través de la lucha.
Por eso nuestra historia es una lucha…
Por eso nosotros, los humanos, sólo creamos, cuando esperamos el fin…
Amamos cuando hay muerte…
Y damos todo cuando no tenemos nada que dar…
Esto es lo que nunca entendió Heitter. Esto es lo que nos impulsó durante este tiempo, aunque nunca lo supimos.
En este momento escucho la voz de Xillen. La veo por la ventana. Está radiante, feliz e… imparcial. Ella también está disfrutando. Su existencia no peligrará más, hasta que la balanza se incline nuevamente hacia cualquiera de los dos lados.
Creo que es suficiente. Debo partir. Regresar a mi mundo real. A mi vida cotidiana. A mi vida de humano entre humanos.
Cierro los ojos con fuerza.
Veo a JJ, Andrés, Heitter, a ti y a mí. Sonriendo, en la cafetería de la universidad, en el campamento en la laguna, en la cafetería del barrio…
No hay imágenes desagradables…
Todo es paz y bienestar…
Después, tan sólo deseo…