El chiste del momento es que el 28 de octubre del 2014, por vigesimotercera vez consecutiva, la ONU votó a favor de poner fin al bloqueo de Cuba. ¡Serán optimistas! Estados Unidos lleva 22 años ignorando las resoluciones de la ONU, ¿por qué creen que les hará caso en el año 23? De 193 países sólo 2 votaron en contra (el país embargante e Israel) y 3 se abstuvieron. El resto, es decir 188 países (el 97% de la Organización de Naciones Unidas), votó con un contundente SÍ, para ser ignorado nuevamente por Estados Unidos.
No es el resultado de la votación lo que me indigna y causa risa. Es la funcionalidad de la ONU. ¿Para qué sirve este organismo si en 23 años no ha podido hacer que un país cumpla sus resoluciones? No es solo el caso de Estados Unidos. Hay ejemplos de Rusia ignorando las resoluciones de la ONU; de China, Francia y otras naciones que forman el grupo élite de esta organización haciendo oídos sordos y la vista gorda a los deseos de, prácticamente, todo el mundo. La institución es olímpicamente ignorada por las grandes potencias y nadie dice nada. Sin embargo, ¡ay del país pequeño que decida seguir el camino de Rusia o Estados Unidos! Ejemplos hay muchos y no los voy a restregar acá.
Esto implica que la institución es incompetente e inepta para tratar con las grandes potencias, por fuerza convirtiéndose en algo inútil. Ya que al ser incapaz de ejercer presión sobre las potencias para hacer prevalecer el interés global (y de paso democrático), la ONU es simplemente una cortina de humo para hacer pensar a los demás países de que sí tienen alguna influencia en la política internacional (en Colombia se le llama “pajazo mental”).
Creo que el ejemplo más claro de lo inútil de este organismo lo hemos podido observar durante el desarrollo de la crisis de Ucrania. ¿Qué ha realizado la organización en esta crisis? Detrás de este conflicto hay intereses de la Unión Europea, Rusia, Estados Unidos y China. Y cada uno de estos países y la UE buscarán defender sus intereses por encima de los intereses de Ucrania y su pueblo. Y la ONU no puede luchar contra ninguno de estos países para defender, objetivamente y sin proteger los intereses personales de las potencias, la integridad de Ucrania.
Con Cuba tenemos la misma situación. La ONU ha sido totalmente inútil. Un país está ahogando económicamente a uno más pequeño, en contra de toda lógica del razonamiento del siglo XXI, de los mandatos de la democracia y del humanismo; forzando a que la economía de la isla empeore cada vez más, obligando a miles de cubanos a embarcarse en una travesía a través del mar en busca de mejor vida. Porque hay que ser claro: la presión política interna que hay en Cuba es consecuencia directa del bloqueo económico ejercido por Estados Unidos. Si hubiera más oportunidades de trabajo y una mejor calidad de vida, hacía rato que Cuba habría evolucionado de un Estado Cerrado a uno Abierto e influenciado por el capitalismo y democracia, lo que sí llevaría al fin el régimen de los Castro que tanto “preocupa” a Estados Unidos.
Otro ejemplo es Palestina. La resolución más famosa de la ONU (y por sus implicaciones y porque es la que más tiempo lleva sin cumplirse) es la 181 de 1947. La sangre que ha corrido a raíz de esta resolución no se puede medir (y no tiene perdón en la tierra). Y como hay intereses de potencias nucleares de por medio, además de “condenar enérgicamente”, la ONU ha servido absolutamente para nada a la hora de mediar en este conflicto. Lo cierto es que ni siquiera en la última crisis en Gaza la ONU pudo hacer algo al respecto. Y lo más triste… es que ni lo hará…
Así, hay muchos ejemplos desde la creación de este organismo que demuestran su inutilidad cuando se trata de controlar o ejercer presión sobre las grandes potencias económicas y militares. La ONU es muy fuerte y enérgica a la hora de desplegar sus fuerzas contra países pequeños o aquellos que están en contra de las potencias; convirtiéndose por ende en un brazo político de las mismas.
Así que la democracia que pretende representar y defender la ONU, a la hora de la verdad es un simple mito. El mundo moderno (desde el final de la Segunda Guerra Mundial) me recuerda el patio de un colegio de escuela pública: dividido en territorios de cuatro o cinco áreas, cada una controlada por el matón de turno, quitando su lonchera a los alumnos débiles y, si alguien se atreve a levantar cabeza, moliéndolos a golpes para mantener el control sobre su territorio. Y la ONU es el profesor, supuestamente encargado de que esto no suceda, quien ve y sabe lo que ocurre, pero no hace absolutamente nada para cambiarlo y/o impedirlo.
Esta es la realidad del mundo actual. Y la única forma de cambiarla es aceptándola. Dejar de vivir en un mundo de ilusiones, en el que nos han enseñado que alguien “más fuerte” velará por nuestros intereses. Los grandes sí velan por los intereses: ¡los de ellos! Mientras más rápido lo aceptemos, más rápido podremos cambiar el mundo y detener la espiral de explotación y violencia que sacude el mundo.
Octubre 30 de 2014