No es posible ganar la guerra contra el terrorismo. Por más que los políticos prometan desde las tribunas, que le declaren la guerra, que movilicen ejércitos enteros y realicen bombardeos masivos, el resultado será el mismo: no será posible erradicar el terrorismo. Al contrario, mientras más se le ataque, el terrorismo crecerá como el cáncer y hará metástasis en toda la civilización como nosotros la conocemos. ¿Cuál es la razón de tal afirmación? Sencilla: no sabes con quién estás luchando.
El terrorismo es algo intangible, impalpable. Una noción que flota en el aire y a la que se le puede dar la forma que se quiera. Una palabra que reúne un concepto volátil, cuyo núcleo es un elemento más volátil aun: el miedo. El miedo que genera una acción terrorista en el ser humano del común, acostumbrado a la vida tranquila y a un "control" sobre su cotidianidad. El miedo de perder esa tranquilidad, comodidad y seguridad en el día a día.
La mejor demostración de esta afirmación es la "guerra contra el terrorismo" que encabeza, por motivación e iniciativa propia, Estados Unidos de América desde el mes de septiembre del 2001. Hoy[i], después de 14 años de guerra, no hay avance en esta mal llamada guerra. Lo que hay es retroceso y crecimiento de los grupos terroristas a nivel mundial como consecuencia directa de la "guerra contra el terrorismo"[ii]. A medida que más países participen en esta lucha, mayor será el esparcimiento de los terroristas (y por ende del terror) a nivel mundial.
¿Qué es el terrorismo?
De acuerdo a la Real Académica Española (RAE), el terrorismo[iii] se define como:
1. m. Dominación por el terror.
2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.
Como podemos observar, la base de las definiciones de la RAE es el miedo que generan cierto tipo de acciones. Pero estas acciones no nacen en la época actual...
Si recorremos la historia de la humanidad, la misma está plagada con este tipo de actos, realizadas en todo tipo de grupos, etnias, religiones, culturas y sociedades. El fin era y sigue siendo hacerse notar para promover y/o modificar una cultura, forma de pensamiento o comportamiento inevitablemente asociado con el curso del pensamiento de la sociedad. No obstante, hay una característica especial en estos grupos: siempre han sido una minoría. Unas pocas personas que quieren intimidar con un acto criminal en primer lugar a la sociedad y, consecuentemente, presionar a las autoridades.
Cuando un acto de terrorismo sucede tienen lugar dos resultados posibles: rechazo y lucha de la sociedad en contra del acto y los actores; o la sumisión de la sociedad ya sea por evitar la lucha contra los actores por miedo, ya sea por ignorar el suceso por lo mismo. Cuando sucede lo segundo, el que comete el acto terrorista gana. Y aquí siempre primará el factor de ser nosotros seres humanos: el miedo por la supervivencia llevará la delantera en nuestra reacción.
¿Por qué se cometen actos terroristas?
A pesar de que se hable del miedo, el miedo es el fin; no es la motivación. Las motivaciones de los que cometen actos terroristas pueden ser muchas:
1. Demostración de armamento y fuerza.
2. Demostración de la incapacidad de la fuerza pública de proteger a sus ciudadanos.
3. Debilitamiento del estado y su imagen ante el pueblo.
4. Derrocamiento del gobierno o ideología actual.
5. Simple y banal venganza.
6. Crueldad y psique inestables.
7. Creencia religiosa.
La creencia religiosa aplica a TODAS las religiones. Fanáticos hay en todos los credos, y ellos han impulsado y promovido los actos terroristas más crueles de la historia de la humanidad[iv]. Lamentablemente los actos más horribles del ser humano han sido cometidos (y se siguen cometiendo) en nombre de algún dios. Y, por más triste que sea reconocerlo para mí como cristiano, en la historia las mayores colectas de sangre y muerte han sido realizadas en nombre de Jesucristo.
Cuando se comete una atrocidad, un acto de terror, en un principio este logra su meta. Posesiona, a través del miedo, la idea, creencia, sueño, ideología o locura, para tomar control sobre la sociedad. No obstante, es más que probable que una minoría, que se vea obligada a aceptar esta nueva idea por miedo a la represión de la misma sociedad (que a la vez tiene miedo de la represión de los antiguos terroristas que ahora se convierten en líderes legales de la sociedad - legitimizados por ellos y por la apatía de la sociedad) guarde un rencor dentro y, después de algunos años, intente recuperar el poder por los mismos medios que le fue quitado.
Igualmente, durante los actos terroristas las víctimas que sobreviven o los parientes o amigos de las mismas pueden llegar a albergar un sentimiento de venganza sobre los que cometieron el acto. Esto conlleva a la probabilidad de que busquen convertir esa venganza en una realidad a través de un acto igual de terrorista.
Lo más notable de todo es que el que comete el acto terrorista está convencido casi en su totalidad de que está haciendo el bien.
El terrorismo hoy[v]
El terrorismo moderno difiere poco con el de antaño. Han cambiado los medios para cometer los actos. Ahora son más sangrientos, más espectaculares y más mediáticos. La existencia de los medios masivos de comunicación se convierte en motivación esencial para los terroristas, ya que permite llevar su acto de una forma no solo inmediata, sino masificada a la población del planeta[vi]. Sin embargo, siguen siendo los mismos actos terroristas, que buscan el mismo fin.
El modus operandi del terrorismo sigue siendo el mismo de antaño: si no es posible atacar de frente e infundir terror directamente, hay que realizarlo por medio de acciones en "territorio enemigo", en la retaguardia del gobierno y/o cultura que se quiere llegar a intimidar y/o derrocar. Crear la sensación de que nadie está a salvo en ningún lugar del planeta. Atacar los puntos y sitios que se suponían los más seguros. Y hacerlo de la forma más espectacular e impactante posible.
Igual que antes, a los que cometen los actos terroristas no les importa su propia vida ni lo que puedan perder en el proceso. Si han llegado a la capacidad de realizar este tipo de actos, es porque no tienen nada que perder y lo único que pueden es ganar. Este es el factor primordial del porqué no es posible vencer al terrorismo. Si la persona no tiene nada que perder, y tan solo puede ganar (ya sea la guerra o sea un puesto en el cielo - de acuerdo a su creencia), la única forma de vencer es eliminándolo del planeta. Pero es imposible realizarlo en su totalidad al no tener la certeza de quién es terrorista y quién no.
La consecuencia de esta incapacidad de identificar al enemigo lleva a un endurecimiento del gobierno atacado. Restricción de libertades, mayores controles y, en el peor de los casos, la conversión de un estado democrático en un estado dictatorial (lo que en verdad lo único que hace es agravar aún más el problema).
Como líder moral y económico de la OTAN, Estados Unidos vinculó en esta guerra a los países europeos, cuyos líderes (ya sea obligados por la alianza, ya sea por interés personal, ya sea por un deseo real de traer paz a sus países) se vieron sumidos de la noche a la mañana en conflictos en Afganistán, Irak, Libia, Egipto, Siria, etc. La consecuencia fue que tanto EEUU como los países integrantes de la Alianza fueron vistos por los terroristas como objetivos.
La entrada de Rusia en el conflicto de Siria amplió aun más la lista de los objetivos de actos terroristas de los grupos. Ello amplifica exponencialmente los sitios de posibles actos terroristas, ya que incluyen tres continentes: América, Europa y Asia (sin contar los países árabes). Esto hace que las posibilidades de rastrear e impedir los actos de terror sean más pequeñas al ampliarse su campo de acción y la infinidad de lugares y medios en los que los actos pueden ser cometidos.
A pesar de que los medios de información muestran que las acciones militares de los países en lucha contra el terrorismo dan resultados, la triste realidad es que no hacen falta cientos de miles de personas para cometer un acto terrorista. Basta con una sola persona... Y esta persona no necesariamente se encuentra en el país que en este momento se encuentra bajo bombardeo aliado, ya que puede encontrarse en cualquier lado.
¿Es posible vencer el terrorismo?
No es posible vencerlo, pero sí es posible minimizarlo y tenerlo controlado. Desafortunadamente, para la raza humana llegar al uso de la fuerza equivale a una discusión entre partes rivales llevada al extremo. Cuando cualesquiera de la personas que encabezan las partes en conflicto es vencida por la fuerza, por regla general se reconoce al vencedor y el conflicto se considera finiquitado. Así ha sido a través de la historia, cuando las partes en conflicto han sido países, reinos, principados e incluso religiones. Rara vez una guerra ha seguido en curso una vez alguno de los líderes ha sido preso, muerto por causas naturales o dado de baja durante el conflicto.
No obstante, en la "guerra al terrorismo" de hoy, o la guerra contra ISIS, Al Qaeda y demás agrupaciones terroristas este esquema es inaplicable por una sencilla razón: no existe un líder a quien derrotar. No hay una nación específica que este terrorismo represente. El terrorismo practicado por estos grupos se basa más que en ideologías, en emociones básicas del ser humano: odio y miedo. Odio a los que ellos consideran invasores (La Alianza) y miedo de faltar a la versión extremista del Islam que les han inculcado. Por ende este tipo de terrorismo se convierte en una hidra de mil cabezas.
La única forma es tratar de llevar estas agrupaciones a su mínimo posible (porque eliminarlos del todo es imposible) y llevar paz, desarrollo y tecnología a las regiones afectadas por las décadas de guerras y conflictos. No obstante ello requiere una cooperación internacional en todos los ámbitos.
El antagonismo de intereses personales y nacionales de Estados Unidos, OTAN, Unión Europea, Rusia y China no facilita para nada llegar a un acuerdo sobre las regiones en conflicto. Cada país defiende sus intereses en primer lugar y poco piensa en los demás.
El aumento de la intensidad de los ataques contra las bases de los grupos terroristas y el cerco que comienza a las fuentes de su economía permitirá reducirlos y desanimar a muchos integrantes a formar parte de estas agrupaciones. Con esto se recuperará territorio que deberá ser adecuado, en el menor tiempo posible, para que los civiles que han huido a otros países regresen a sus lugares de origen. No obstante estamos hablando de años (sino de décadas) para que esto pueda ocurrir.
La mejor forma de tratar el cáncer del terrorismo es educando a los que puedan ser objetivo de los reclutadores de estos grupos terroristas. Pero ello requiere de una participación no solo en los países europeos, sino también en los países árabes y musulmanes. Bajo este esquema, al quitar "carne de cañón" a estos grupos, decrecen sus posibilidades de acción.
Igualmente ello requiere la participación del ciudadano común de Europa, Estados Unidos, Rusia y demás países que se consideran a sí mismos como civilizados. Esta participación ha de reflejarse en la diferenciación entre extremista y musulmán. Poco tienen en común. Y aquellos que generalizan satanizando a los musulmanes porque los extremistas son musulmanes, lo que hacen es crear caldo de cultivo para nuevos terroristas.
Una triste conclusión
El camino que tiene que recorrer la humanidad va a ser difícil. Para ganar la guerra al terrorismo, primero hay que vencer la propia soberbia y aceptar que otros tienen derecho a existir. El rechazo, la humillación, la superioridad y condescendencia con la que tratamos a los representantes de otros grupos étnicos, religiosos y culturales fomentan que aparezcan este tipo de extremistas que, tarde o temprano, se convertirán en terroristas cuya única forma de expresar su rabia, inconformidad y dolor, sea el acto del terror.
No hay que apoyar ni aceptar a medios que fomenten este tipo de odios. Charlie Hebdo es un ejemplo de este tipo. Hay mucha diferencia entre libertad de prensa y libertinaje de prensa; entre sátira y sacrilegio; entre periodismo y calumnia. Al aceptar, ignorar o apoyar este tipo de medios, nosotros mismos fomentamos que el terrorismo se extienda.
También hay que participar en el proceso político que ocurre en cada país. Hoy el ciudadano ha relegado la participación política a sus representantes, acordándose de que vive en una democracia cada cuatro años, por un día. Los políticos son seres humanos como todos. Y como todos, son susceptibles a equivocarse en sus decisiones. Para ello requieren de la participación y control ciudadano durante su gobierno.
Pero la tendencia ha sido permitir, en muchos casos, que los políticos tomen decisiones que socavan integridades de otros países sin pensar en que este tipo de acciones, por ser injustos y de injerencia, también fomentan la aparición del terrorismo. Y quienes va a sufrir por este terrorismo son precisamente los ciudadanos que decidieron obviar su participación en decisiones de tal importancia.
El terrorismo no se puede vencer, pero se puede curar. El terrorismo es una enfermedad mental y espiritual, que nace del odio, rechazo y miedo generado por muchas causas. Pero para ello requiere que usted, el individuo, deje de sentir miedo. Deje de sentir odio y superioridad existencial. Comprenda que el prójimo requiere de amor, así como usted también de él requiere. Comprenda que todos tienen derecho a existir y no hay que desear lo que otros tienen. Y, sobre todo, participe en la vida de su familia, sus vecinos, su ciudad y su nación; para que de esta forma se minimice la posibilidad de cometer errores en las decisiones del gobierno, como los que han llevado a la aparición de los grupos terroristas que hoy tienen al borde de una guerra global al mundo entero.
[i] Este artículo fue terminado de escribir el 21 de noviembre del 2015.
[ii] Al identificar EEUU a determinados países como lugares en los que se ocultan los terroristas, los ciudadanos de estos países automáticamente se convirtieron en sospechosos de ser o albergar a terroristas, a pesar de que en el 99.9% de los casos no lo eran. Las vejaciones, humillaciones y ultrajes que sufrieron estos ciudadanos los llevaron a ver las acciones de los terroristas como justas, llevando a su conversión y adhesión a los grupos terroristas, engrosando sus filas en lugar de disminuirlas. El caso más emblemático es Afganistán, ya que EEUU invadió este país buscando a Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda, quién finalmente fue encontrado y abatido en Paquistán. Cabe anotar que EEUU lleva en Afganistán desde 2001 y aun no ha salido de este país a pesar de haber cumplido su cometido inicial en el 2011.
[iii] http://dle.rae.es/?w=terrorismo&o=h Consulta realizada el 20 de noviembre del 2015.
[iv] Los fanáticos religiosos responsables de las mayores atrocidades asociadas con el terror pertenecen, por regla general, a las tres principales (por cantidad de creyentes a nivel mundial) religiones monoteístas (incluyendo a las sectas que de ellas derivan): Hebrea, Cristiana y Musulmana (ordenadas por antigüedad).
[v] A pesar de que la tendencia es vincular a los grupos terroristas de religión musulmana como ISIS o Al Qaeda con el terrorismo actual, no hay que olvidar las acciones de agrupaciones como ETA, IRA, FARC, AUM, entre muchas otras que nada tienen que ver con la religión musulmana y los actos cometidos por ellos vienen asociados a motivos totalmente distintos a los musulmanes (pero no por ello menos sangrientos o terroríficos).
[vi] La responsabilidad de los medios de comunicación en el crecimiento de los actos terroristas es innegable. Al permitir la emisión de las imágenes del acto terrorista, transmite miedo a la sociedad sin control. Esto lleva a que sociedades enteras sean tachadas de "terroristas", aunque los que hayan cometido el acto sea una minoría que no representa esta cultura y/o sociedad. Permite que los grupos terroristas ganen adeptos, obtengan un reconocimiento a nivel nacional e internacional.