Es una noche oscura,
Y llueve además.
La luz, grato recuerdo
En esta oscuridad.
Casi un siglo ha pasado,
Después de la guerra monumental.
La guerra que destruyó el mundo,
Que acabó con casi toda la humanidad.
Estoy sentado en una piedra fría,
Escribo estas líneas con pesar.
Maldigo en silencio a mis antepasados,
Culpables son de mi vida actual.
Maldigo en silencio a aquellos
Que descubrieron la fuente del mal.
A aquellos que lograron controlarlo
Y encerrarlo en tubos de metal.
Detesto de corazón a aquellos,
Que lo utilizaron para amenazar.
Desprecio a los que lo probaron,
A aquellos que en probar se afanaron.
Ellos son los culpables
De nuestra vida actual.
Reducidos a un puñado de semihumanos,
Atacados por toda clase de mal.
Viviendo en cuevas oscuras,
Para escapar de la radiación.
Sin poder ver la luz del día,
Las nubes cubren la luz del sol.
Sin poder tomar una gota de agua,
Como antes se acostumbraba hacer.
Sin poder sembrar una semilla,
Atacada por el mal ha de perecer.
Sin poder probar un pedazo de carne,
Tan sólo en libros se puede ver.
Los libros que son un imposible,
En esta tierra tratada con desdén.
He sido un afortunado,
He aprendido a leer.
Maestro era mío un libro,
Que entre la basura pude recoger.
Corren leyendas hoy en día,
De una tierra libre y bella.
De una tierra que más allá
Del horizonte se puede encontrar.
Los pocos que conforman mi grupo,
Soñando ahora con esta tierra están.
Pensando en un árbol verde,
Cosa que hasta ahora no he podido encontrar.
Ahí están, son mis amigos.
Sus cuerpos rodeándome están.
Descansan esta noche oscura,
No piensan en el mañana que vendrá.
Ellos no piensan en el futuro,
Y el pasado es tan sólo ilusión.
Viven el presente con amargura,
Tratando de escapar a la radiación.
El pensamiento que más agobia,
Es el de la comida - ¡Qué más podría ser!
El alimento ahora es el oro,
Un metal que nadie quiere ahora conocer.
Vivimos movidos por el viento,
Dependiendo del curso cruel.
Tratando de dejar atrás las nubes.
Tratando de escapar sin perecer.
Mis hombres son unos valientes,
A otros hemos ganado ya.
Peleando por necesidades,
Por el techo y comida al caer la oscuridad.
Y somos un grupo poderoso,
Entre otros que cerca están.
Poseemos armas a nuestro antojo,
Aunque casi nadie las sabe utilizar.
La mayoría se defiende mejor con palos,
Y caucheras si de buenas está.
Otros fabricaron lanzas.
Otros con arcos defendiéndose están.
Por ello es que miro a mis antepasados
Y tan sólo gracias les puedo dar.
Nos han legado un mundo,
Sin techo y sin comida
Después de destrozar a la humanidad.
Ya casi mi guardia toca fin,
He de despertar a otro,
Tan sólo espero descansar por fin,
Desde mi nacimiento no he podido.
Me ha tocado dirigir
A un pequeño grupo.
Mi padre tan sólo me vio partir,
Los jóvenes nos defendemos solos.
Mientras menos gente exista
En un grupo, es mejor.
Mayor será el alimento para cada uno.
Más fácil desaparecer sin el montón.
Las ruinas son buenos lugares
Para esconderse y para cazar.
Para protegerse del contínuo invierno.
Y dar a luz para progresar.
Lo que antes se denominaban ciudades,
Son un nombre raro para mí.
Y lo llamado casa,
Nunca he visto aquí.
Tan sólo en mi cabeza se repite
Una idea terrible y firme,
Vengar de algún modo a nosotros,
De aquellos que han causado estos destrozos.
Más no sé como llevarlo a cabo.
No se me ocurre nada en el interior.
Tan sólo queda llorar el pasado,
Y esperar un futuro mejor.
Lunes, 29 de mayo de 2000