Siguiendo a los locos en su locura,
Una parte de la verdad he encontrado ya.
Ellos huyen y se esconden en si mismos,
Espantados por la penosa realidad.
El hombre a sí mismo está abandonando,
Desaparece como ser.
Dice que se ha vuelto perfecto,
Y en verdad está a punto de desaparecer.
La fe en las máquinas
Ha reemplazado a la de en Dios.
Las iglesias son centros culturales,
Nada tienen que ver con lo que antes era su misión.
La casa de Dios se ha profanado
Y no como antes, ahora es peor.
Por lo menos hace veinte siglos,
Se tenía un poco de respeto y de amor.
El hombre se ha entregado
A una tecnología sin par.
Seducido por las facilidades que ella ofrece,
Seducido por la pereza y la fatalidad.
Los valores que ahora el hombre pregona,
Que son el orgullo, fe, amistad, honor, amor...
Son sólo eso: pregonanzas,
De un ser bastante inferior.
Ya que en lugar de desenvolverse,
El hombre enrollándose está.
Perdido entre las facilidades,
Esclavizado por la "libertad".
Destroza a todo lo que ama,
Ignora a los que ha de ayudar.
Destruye la bienaventuranza,
Asesina el amor y la amistad.
No hay honor hoy sobre la tierra,
No existe un caballero como tal.
Bien lo planteó Cervantes hace rato,
A quién interese, el principio del fin en el Quijote encontrará.
De nada han servido,
Las advertencias de Dios.
En medio de la nada han perecido,
La perseverancia y el amor.
Cegado por un único resplandor,
El hombre está fijo en el amarillo,
Se ha olvidado de cómo era antes,
No recuerda la dignidad ni el respeto.
El reflejo amarillo le nubla la razón.
Dejó de lado las tradiciones,
Se olvidó de la religión.
Depositó la fe en la ciencia,
Aunque debo decir que con justa razón.
No es Dios quién ha incumplido el trato.
El hombre olvidó la promesa que dio.
Se olvidó de la fe depositada en el arca.
Se olvidó de su palabra y la alianza que forjó.
Me pregunto yo entonces,
Que clase de excusa el hombre inventará,
Cuando se presente ante el trono único.
Cuando enfrente al juez severo
Que al final del camino esperándolo está.
¿Acaso el hombre ha olvidado
las enseñanzas que sus antepasados dan?
¿Acaso se contenta con vivir en lo profanado?
¿Acaso cree que en el dinero el futuro está?
Curioso es ver que aunque profanadores,
No han olvidado la existencia de Dios.
Lo mencionan con honores,
Y matan en nombre de El,
Cuando dinero, tierras y poder
De por medio se pueden ver.
Increíble, ¿no es cierto?
Tan bajo poder llegar.
Y aunque algunos digan que no son ellos,
Más en sus corazones,
Envidiando a los que se enriquecen están.
Y olvidan que del trabajo
Procede todo el bien.
No es el camino fácil
Aquel que te lleva al bien.
Difícil es el camino,
Muchas vueltas a las montañas da.
Cruza ríos y acantilados.
Pero siempre te llevará a la verdad.
Viernes, 26 de mayo de 2000