Y nunca dirán que no lo intenté
Y nunca dirán que tampoco lo amé.
Nunca sabrán si de verdad lo quise,
Jamás descifrarán si acaso lo probé.
Había una vez
En un país de ensueño
Y nunca más llegó a ser
Porqué sólo fue un sueño.
Y vi gigantes levantarse
Y vi el cielo lleno de color
También caballos que estaban volando
Hombres convirtiéndose en lo que no son.
Y nunca dirán que no lo intenté
Y nunca dirán que tampoco lo amé.
Nunca sabrán si de verdad lo quise,
Jamás descifrarán si acaso lo probé.
Dioses inmensos bajaban de lo alto,
Hombres pequeños subían desde lo bajo.
Tres seres místicos vieron lo que pasaba,
En un segundo destruyeron lo que una vez amara.
Las olas por una vez se veían desarmadas
A pesar de que no había nada para detenerlas
El mar se refugió en el fondo imposibilitado
Confundiose con el cielo y bramó desolado.
Y nunca dirán que no lo intenté
Y nunca dirán que tampoco lo amé.
Nunca sabrán si de verdad lo quise,
Jamás descifrarán si acaso lo probé.
Montañas de colores volaban por lo bajo
Mariposas de agua llovían desde el cielo
Y rojo su color, cubría la tierra como fresa,
Nunca se había visto la tierra enrojecer con semejante destreza.
Las estrellas una a una a la tierra bajaron,
Se colaron en el mar y de su encierro le sacaron.
Salió furioso para vengarse de su encierro,
Y se lanzó de inmediato sobre lo feo y lo bello.
Y nunca dirán que no lo intenté
Y nunca dirán que tampoco lo amé.
Nunca sabrán si de verdad lo quise,
Jamás descifrarán si acaso lo probé.
Hombres, gigantes, dioses y seres,
Todos rugieron al unísono al enfrentar a uno de los reyes
Y juntándose todos en primera fila,
Detuvieron a aquel que quería barrerlos de encima.
Y regresó el pobre gigante azulado,
Regresó a su encierro, como si nada hubiese pasado
Volvió con el rabo entre las humildes piernas
Y durmió para soñar cuando todos están despiertos.
Y recogió las fresas que del cielo habían llovido,
Las llevó consigo a donde yacen los muertos.
Las convirtió en peces que se ven en el desierto
Descubrió al hombre y lo aceptó como ser vivo.
Y nunca dirán que no lo intenté
Y nunca dirán que tampoco lo amé.
Nunca sabrán si de verdad lo quise,
Jamás descifrarán si acaso lo probé.
Cuando abrí los ojos, en sudor bañado,
Descubrí la verdad y todo lo que había pasado.
Había dormido por siglos y eones,
Olvidé a todos los que me abrieron sus corazones.
Así que visto todo lo que había ocurrido,
Salí muy tarde a enfrentarme con mi destino.
Ya la sangre cubría toda la tierra
Y el mar azulado estaba cubierto de ella.
Y nunca dirán que no lo intenté
Y nunca dirán que tampoco lo amé.
Nunca sabrán si de verdad lo quise,
Jamás descifrarán si acaso lo probé.
La soledad del sitio mi corazón espantaba,
No veía ni hombres, ni animales,
Ni seres místicos, ni dioses, ni nada.
Todos habían perecido o escondido.
Incluso los dragones habían desaparecido.
Jamás imaginé desolación como esta,
Descansa en paz, tú, mi dulce Tierra.
Y ahora digan que no lo intenté
Y ahora digan que tampoco lo amé.
Ahora ya saben si de verdad lo quise,
Muy pronto descifrarán si acaso lo probé.
Viernes, 12 de enero de 2001