¡Ganado! ¡Es simple ganado!
Tan solo cabezas puedo contar.
Y son cabezas de seres humanos,
Que al son del látigo bailan sin cesar.
Y es el pastor quien les da la tonada,
Y al son que les tocan van a pastar.
No importa ni el qué, ni el dónde, ni el cuándo.
Si el pasto es verde, ahí irán a tragar…
No piensan, no viven, sólo reaccionan,
Al latigazo que les da el pastor.
El miedo los guía y las emociones,
En odio transforman toda reacción.
¡Ganado! ¡Es simple ganado!
¡Es carne usada para el cañón!
Y como las vacas en el matadero,
Sumisos caminan a su destrucción.
Y escuchan los gritos de los que mueren al frente,
Y aunque de los muertos sienten dolor,
Igual se adelantan, azuzados por el látigo,
Por terror a los gritos que lanza el pastor.
¡Qué triste! ¡Qué triste, la esencia humana,
Convertida de nuevo en instinto animal!
A eso ha llegado la raza humana,
Después de entregar su humanidad…
Después de entregar en bandeja de plata,
Su bien más preciado, su alma inmortal,
A seres que hoy carecen de alma,
Y los embrutecen a nivel de animal.
Ganado… Tan sólo ganado…
¡Qué triste! ¡Qué triste! ¡Ay, qué dolor!
El ser humano ya no es humano…
Es simple carne para el cañón.
Miércoles, Noviembre 15 de 2017