El mundo a mí me grita hoy.
Me pide por ayuda.
Me ruega una intervención,
Que pare la locura.
Que pare la maldad del ser,
Que pare la indolencia.
Que el hombre deje de querer,
Su propia displicencia.
Que piense un poco el ser humano.
Que sienta más allá
De su estúpida benevolencia
Por su propio bienestar.
Me grita, llama, llora, ruega.
Clama por ayuda.
Y oídos sordos para él soy,
Perdido en la locura.
Como todos, dejándome llevar,
Al borde del abismo.
Cavando mi tumba sin parar,
Buscando el hedonismo.
¡Pues sordo soy, yo ya no veo,
Tampoco escucho nada!
Trabajando de sol a sol,
Mi alma está atontada.
Esas opciones tengo yo
El mundo ya no importa.
Pues he cambiado lo que soy
Por lo que otros denotan.
Ya yo no puedo, estoy sin fuerzas,
No puedo levantarme.
Ya me detesto a mí mismo
Ya no puedo amarte.
Perdona, mundo, mi locura,
Mi sed de destrucción.
Yo soy un hombre y como hombre
No oigo la razón.
Yo te he vendido como Judás.
También te he traicionado.
Pues en un desgraciado “like”
Mi vida he depositado.
El viento ya no es real,
Tampoco la comida.
Y la familia no es vital,
En lo que es esta vida.
Perdona, mundo, pero el hombre
Te ha defraudado.
Ya no le importas para nada,
A un lado te ha dejado.
Perdona, mundo, ya no te des
Más falsas esperanzas,
De que el hombre cambiará,
Antes de que tu caigas.
¡Si no le importa al ser humano,
Su propia salvación!
¿Por qué entonces ha de salvarte,
Parar tu destrucción?
Recoge fuerzas. Ya no clames.
Devuelve golpe por golpe.
El hombre no merece que
Tú a él lo soportes.
Lunes, 9 de julio de 2018