Qué bueno que el futuro no lo veo.
Qué bueno que no sé lo que me espera más allá.
Qué bueno cuando ignoro lo que hay detrás del velo,
Aquel que lo separa de mi humanidad.
Bendita ignorancia que me amarras al presente.
Bendita la ceguera que impide atrás ver.
Que obliga a soltar las amarras del pasado,
Y sólo el presente que hoy vivo, recorrer.
Dichoso el que vive el perpetuo ahora.
Dichoso el que no vive de ilusiones y placer.
Dichoso es aquel que disfruta el día a día,
Tomando el día a día como viene y ha de ser.
Dichoso es aquel que lleva en su alma,
El niño que alguna vez adulto quiso ser.
Y no ha olvidado que el adulto es el niño,
Y su infancia al presente es capaz de atraer.
Bendito es aquel que ha logrado perdonarse.
Bendito, aún más, si ha logrado perdonar.
Dichoso el que no guarda en la bóveda de su mente,
Rencores que más tarde habrá de utilizar.
Lunes, 12 de julio de 2021