¿Qué quiere la oscuridad de mí?
¿Por qué me llama, me aclama?
Repite mi nombre sin cesar,
Y me atrae a su morada.
Desde aquel dichoso día,
Cuando la espalda yo le di,
Su interés creció por mí,
Y me persigue, desgraciada.
¡Tuviste tu oportunidad!
A ti te abracé un día.
Mas desgraciado a tu lado fui.
Nunca fuiste buena compañía.
Mentiste, zalamera, endulzándome el oído.
Jugaste tantas veces con mi corazón.
Hiciste que olvidara mi destino.
Hubo momentos en que casi pierdo la razón.
Y ahora te arrastras cual mendigo,
Rogando un poquito de atención.
Pero cansado estoy de que me endulcen el oído.
Prefiero que la verdad desgarre el corazón.
Tú, oscuridad maldita,
Representas todo lo que no quiero ser.
Seguir tus pasos ha sido un castigo.
Y todo por la necesidad de ver.
De ti he visto todo lo que necesito,
Incluso alcancé lo que no quería ver.
Y por seguirte, he perdido mi destino.
Dichoso soy por estar atado a él.
A ver si espabilas, desgraciada.
La luz tu lugar ha venido a ocupar.
Huye, huye, desdichada.
Si me persigues, tu vida va a terminar.
Jueves, Septiembre 11 del 2003