Desde el fondo de mi alma,
La voz pregona la razón.
Más se desangra y desgarra,
En lo profundo del corazón.
El ser, un ente incompleto,
Donde la vida no importa,
Donde el sueño es el sueño,
Y los sentimientos se agotan.
La muerte, esa amante incumplida,
Consciente de mi estado es.
Mas sus atenciones desabridas,
No hacen efecto en mi ser.
No hay dolor, no hay amor,
No hay esperanza, ni calor.
No hay sabor, no hay rencor,
No queda nada de honor.
Ya el vivir no hace nada,
Parece una maldición.
Al no sentir y al privarme,
Indigno soy de bendición.
El sueño de la vida es sueño,
El sueño de la esperanza, eso es.
Tan sólo la necesidad de calma,
Únicamente calidez.
La calidez del frío de la tumba,
De la promesa de algo más.
Mentiras son, estoy seguro:
La fe es algo irreal.
Viernes, abril 30 de 2004