Pensando y sufriendo,
Sufriendo y pensando.
Viviendo y sufriendo,
Sufriendo y llorando.
La vida es un despojo,
Lanzado por los dioses.
Es un regalo mal habido,
Produce sinsabores.
Los dioses no son
Lo que antes eran.
Son meros fantasmas
Ecos de una era.
Los valores se han perdido,
Los dioses nos han abandonado.
El hombre de sí se ha olvidado,
Y además, ya no recuerda el pasado.
El dolor de que el dinero
Mueva a los hombres hoy
El dolor que los valores
Los reemplace el deshonor.
Mi alma está aterrada,
Atolondrada y dolida.
Destrozada por el hombre
Destrozada por la vida.
Destrozada por el silencio,
Aterrada por los gritos.
Anonadada por el mundo,
Solitaria se derrite.
Las lágrimas no caen
Mis ojos son de piedra
¿Cuándo vendrá alguien,
que haga brotar agua de ella?
Y los dioses callan,
El mal ronda por la Tierra.
Sus pies la destrozan,
Ya muy poco bien queda en ella.
Y yo... heme aquí sentado.
Mirando con tristeza el presente,
Relegada mi mente
Se encuentra al pasado.
¿Dónde han quedado
los verdaderos valores?
¿Dónde han quedado
las alianzas con los dioses?
El silencio es la respuesta...
Nadie responde a mi pregunta.
La mente se aquieta
Se convierte en agua turbia.
¿Cómo expresar todo lo que siento?
¿Cómo expresar aquello que no puedo?
¿Cómo dar rienda suelta a mis emociones?
¿Cómo hacer entender las razones?
¿Dónde está el corazón alegre que antes volaba?
¿Dónde está la sonrisa que antes desbordaba?
¿Dónde está la fe que nunca me abandonaba?
¿Dónde está la respuesta tanto tiempo anhelada?
¿Dónde están los dioses, que antes ayudaban?
¿Dónde están los hombres que antes los honraban?
¿Dónde están los héroes que antes nos amaban?
¿Dónde están los magos que de la mano nos llevaban?
¿Por qué nos han abandonado?
¿Por qué no responden a ningún llamado?
¿Por qué el silencio se convirtió en enemigo?
¿Por qué el dinero se ha vuelto el amigo?
Y no hay respuesta a mis preguntas.
No hay señal de que los dioses me escuchan.
No hay un hombre que los valores respete.
Tan sólo el odio y el interés en esta Tierra viven.
Nos han vendido a los mercaderes.
Nuestras almas están perdidas entre miles de seres.
Nuestra suerte está echada hacía rato.
Nuestra suerte es la de cualquier condenado.
Nosotros mismos nos encargamos de nuestro destino.
Nosotros mismos olvidamos por lo que hemos venido.
Nosotros mismos nos convertimos en mercaderes.
Y olvidamos a todos y cada uno de los seres.
Por eso los dioses sus rostros han volteado.
Por eso mismo no vemos lo ocurrido en el pasado.
Por eso es que nuestro destino está sellado.
Y poco a poco nos convertimos en contra lo que hemos luchado.
Por más merced que pida a los dioses,
Por más que trate de abrir los corazones de los hombres,
Por más que quiera realzar los valores,
Los hombres siempre cometen los mismos errores.
Por más que quiera escribir sobre lo bello,
Por más que quiera hablar sobre aquello,
La cruda realidad de la maldad que nos rodea,
Me hace estremecer y me convierte en piedra.
Martes, 22 de Junio de 2004