Si en alguna ocasión
He derrochado alegría
Sangrando estaba mi interior
Deseando otra vida.
No soy quien aparento.
Nada es como me ven.
Prefiero ocultar el sentimiento.
Y no permito la realidad ver.
Me escondo tras una valla,
Mi alma aparenta el exterior.
Mi ser está replegado dentro.
Nadie conoce mi interior.
Quisiera mostrarme como soy,
Quisiera ser quien soy.
Mas imposible ello es.
A ciegas por la vida voy.
He cerrado mis ojos
Para caminar por la realidad.
Me he hecho de oídos sordos,
Tratando esquivar la verdad.
No he querido realizar aquello,
Que otros han realizado ya.
Rogando la ayuda de un Ser Supremo,
Sin poder con otra salida dar.
Mas esta solución tampoco sirve.
Nadie me ha querido atender.
Encerrado estoy en la cárcel del mundo,
No hay salida a mi ser.
Ahora tengo que decidir,
Como seguir viviendo.
Si realizar lo que otros han optado,
O seguir por dentro muriendo.
Más, qué desilusión,
Mi vida he desperdiciado,
Buscando en vano la solución,
Que tanto he idealizado.
Y dónde está la solución,
Llenarse de falsas esperanzas.
Que las apariencias engañen la razón,
Pero el corazón seguirá desesperado.
Acaso tan malo es el Señor,
Que con este mal me ha premiado.
Al no dar Él la solución,
Dejándome en este cuerpo encerrado.
Quiero volar y ser quien soy,
Quiero ser libre a los deseos.
Quiero reír de corazón,
Dejar de ser un simple reo.
Y la esperanza sigue ahí.
Bendita seas, o maldita.
Porque de no ser por ti,
La muerte me haría la visita.
Pero tú sigues ahí,
Pendiente de mis altibajos.
Me das la mano sin pensar,
Y me arrastras sin atajos.
Por un camino de espinas.
De piedras, ramas y agujas.
Me arrastras casi sin descanso.
Y si no quiero me estrujas.
Más, ¿cuánto he de recorrer?
Mi cuerpo se ha endurecido.
Mi alma ha perdido su color.
La fuerza ha desaparecido.
Y sigo sin ver la solución,
La única y la verdadera.
La que indica el corazón.
El comienzo de mi era.
Lunes, 28 de junio de 2004