Entre los sueños y las fantasías,
Entre la pérfida verdad,
Estando en el espacio escondido,
Buscando los pedazos de realidad.
En un estado de la mente,
Que sale de toda situación.
Ardida la conciencia indemne,
Inmunizada por la religión.
Sin profundizar en mundos,
Tan sólo el suyo personal.
Sin ser un ser, tan sólo un ente,
Teniendo ser para variar.
Luchando solo en multitudes,
Sin ser estar, sin poder ser.
Desdicha es su mar profundo,
El monte que ha de perecer.
Forjada a la esencia del hada,
Su alma condenada a perecer,
Por la perseverancia malvada,
Por la eternidad del ser.
Pasando entre infinitos,
Buscando su propio sentir,
Pero fundido en su mente,
El ser no tiene porvenir.
Buscando ser aquella cosa,
Un ser sin fe para luchar.
Desdicha dice como hermosa,
Su alma sin poder amar.
Y el infierno es su vida,
Sin ver él nunca salvación.
Y aunque muera en desdicha,
No la verá su corazón.
Buscando vida en la muerte,
Y en la vida la traición,
Con ésta sigue a la suerte,
Y completa está la maldición.
La pesadilla del eterno,
La salvación de todo mal,
El mal, el ser, el mal, el pueblo,
Que pueblo vino a dejar.
Y la caída desde el Cielo,
Y al infierno, por variar.
Buscando fe, en el intento,
Tratando su alma de salvar.
Buscando ser lo que no siente,
Y siendo lo que no quiere ser,
Y aferrado a la muerte,
No logra desaparecer.
¡Oh sí, perfidia digna!
El mal tan bueno, noche clara.
Y esa es su vida:
Justificar lo que no es dado.
Martes, 14 de noviembre de 2006