Vacío y asco. Es la sensación que me quedó después de ver “Noé” de Darren Aronofsky. Algunos han calificado delicadamente como “obscura” esta versión de la epopeya del Arca. Para mí es la representación del mal y el mensaje de desasosiego y desesperanza que deja al final lo demuestra.
Dejando de lado los graves anacronismos que se muestran en la película, la misma se olvida de lo divino, concentrándose en un Noé (interpretado por Russell Crowe) musculoso en exceso, paranoico, esquizofrénico, déspota, asesino y obsesivo… En fin: humano. Tan humano, que al final de la película, es un hombre alcohólico, despreciado por su familia y odiado por su hijo menor, quién incluso intenta asesinar a su propio padre… Nada que ver con el Noé bíblico y menos con la historia como la conocemos… Pero esto es tan sólo el principio.
En la película no se muestra la maldad, la verdadera maldad de los seres humanos que impulsó a Dios a tomar esta decisión. Por alguna razón para Aronofsky no era necesario mostrar el antecedente e ir directamente al plato principal. Bueno, sus razones tendrá el director para omitir los hechos que impulsaron al Creador (como llaman a Dios durante el transcurso de la película) a tomar la insignificante decisión de eliminar a la humanidad. Noé tiene un sueño en el cual, según cree, el Creador trata de decirle algo. Para comprender mejor el mensaje, acude a su abuelo Matusalén (interpretado por Anthony Hopkins), quién le hace beber una infusión que le provoca visiones y por fin Noé puede interpretar el “mensaje de Dios”. Bueno, tradicionalmente los que acuden a los brebajes, infusiones, aspiraciones, narcóticos, alucinógenos, etc., no ven precisamente a Dios, sino a su antagonista. Y es en este punto que la película comienza a transformarse de castaño a oscuro, tergiversando el mensaje de la Biblia y presentando, a un nivel subconsciente, lo malo como bueno…
En el siguiente punto en esta desfiguración de Noé y la historia bíblica, nos presentan a los ayudantes de Noé en la construcción del Arca: nada más y nada menos que Ángeles Caídos (sí señores, los mismos que en la Biblia, la Torá y las religiones monoteístas más importantes de la Humanidad, son considerados y señalados como antagonistas de Dios). ¿Pueden creerlo? ¿Ángeles Caídos ayudando a Noé? Me pregunto ¿cuántas mentes se creerán esta tergiversación de la historia y la tomarán por cierta, dañando el pensamiento de varias generaciones?
Después de eso, la película se convierte en una monotonía obscura, en la que Noé se autosugestiona con que la humanidad debe perecer y que él (Noé) ha sido elegido por el Creador para que los animales sobrevivan y velar por que los humanos perezcan, siendo su familia (la de Noé) la última de la especie humana… Eso sí, en ningún momento de la película explican de dónde sacó este moderno Noé una idea tan macabra… Ah sí, como se quedó sin los alucinógenos, me imagino que debía sufrir del síndrome de abstinencia, ya que Matusalén, como un buen jíbaro, no le volvió a dar del bote…
Hundido en su esquizofrénica idea de que la humanidad debe perecer, Noé no le permite a su hijo menor tomar esposa… Y amenaza de muerte a la amante (sí señores, amante; en pleno judaísmo antiguo, en la cuna de la única familia elegida de acuerdo a la Biblia para salvarse y a partir de ella reformar a la humanidad, si nos mantenemos a la versión original y practicada por tan sólo casi la mitad de los seres humanos del planeta) del hijo mayor y al feto que ella lleva en su vientre… Aunque sigo sin entender ¿cómo se aguantó el Noé de Aronofsky que su hijo mayor tuviese amante, pero no formalizase su relación, siendo Noé tan devoto del Creador, y por lo que el Creador lo eligió para “salvar a los animales”? Con lo esquizofrénico que era, debió haberlo matado en los primeros cinco minutos de la película… Pero bueno… Aronofsky tendrá sus motivos.
Lo mejor del cuento es que el Creador siempre está en un tercer o cuarto plano a través de toda la película. Al final, Aronofsky ni siquiera se digna a mencionar el acuerdo que Dios hace, de acuerdo a la Biblia, con Noé después del Diluvio, y crea el arco iris como el recuerdo de este pacto… Y el mensaje de esperanza ni se menciona, dejando en su lugar la sensación de que el hombre fue capaz de engañar en su maldad al Creador (¿se imaginan eso?) y el diablo que se sale con la suya…
No les daño el resto de la película ya que hay tergiversaciones para sorprenderse para rato. Por lo menos para aquellos que conocen la historia de Noé y todo lo que hay detrás de ella. Lo único que se salva de la película, es la cara de triunfo de Hopkins, al comerse una baya, antes de que una ola gigante lo arrastre a la muerte. Es lo único. Tal vez esa única escena salve toda la película, sobrecargada de efectos especiales e imágenes surrealistas.
La actuación de Crowe es regular (buena quizás para Gladiador, pero no para esta interpretación) y la de Emma Watson es pésima. No por la actriz, sino por su personaje, quien además de que no tiene cabida en la historia por ser invento de Aronofsky, durante toda la película parece más perdida que Adán el Día de la Madre y no se logra ni identificar ni perfilarse. Los demás personajes desaparecen detrás de la ira asesina de Noé y ni siquiera se notan…
En fin… Vean la película… Es su dinero…
Abril 07 de 2014